Pese a lo que se piensa en forma habitual, las mujeres sufren menos contusiones que los varones.
circulan muchos mitos sobre las lesiones que se producen en el fútbol femenino. Como suele ocurrir, los casos más famosos inducen al error. En líneas generales, salvo contadas excepciones, la incidencia es de hecho menor entre las mujeres que juegan al fútbol que entre los hombres que practican este deporte.
Otra de las principales diferencias es el tipo de contusiones que sufren ambos colectivos. Las mujeres parecen más vulnerables que los hombres a los esguinces de tobillo, a los problemas de ligamentos de rodilla y a las conmociones cerebrales. Una de las más preocupantes por su recurrencia es la lesión del ligamento cruzado anterior de la rodilla, pues se diagnostica hasta diez veces más en las jugadoras que en los jugadores.
En las dos Copas Mundiales Femenina de la FIFA anteriores, en los Torneos Olímpicos de Fútbol femenino de 2000 y 2004 y en los campeonatos juveniles de 2002, 2004 y 2006, se registraron 387 lesiones en 174 partidos. Esta cifra arroja un promedio de 2.2 lesiones por partido, mientras que en el fútbol masculino la media es de 2.7 aproximadamente. Las dos ediciones previas de la Copa Mundial Femenina de la FIFA ofrecen el menor índice de lesiones (1.5 por partido), mientras que los campeonatos juveniles presentan el más alto (2.7 por partido), lo que indica que los futbolistas jóvenes se lesionan más a menudo que los veteranos, tanto en las competiciones femeninas como en las masculinas.
Las partes del cuerpo en las que habitualmente se sufren las lesiones coinciden prácticamente en los hombres y en las mujeres. Como es lógico, unos dos tercios de todas ellas se producen en las piernas, especialmente en el tobillo, la rodilla y el muslo. La siguiente en importancia es la cabeza, seguida del tronco y los brazos. Las lesiones más frecuentes son las conmociones cerebrales; las distensiones, esguinces y roturas de ligamentos; y los desgarros o roturas de la fibra muscular. El esguince de tobillo es la más diagnosticada.
Por supuesto, los lances que más peligro entrañan en un partido de fútbol suelen ser las entradas. En ellas se producen una cantidad importantísima de contusiones. Casi el 30% de las lesiones que sufren las jugadoras en duelos por el balón son consecuencia de una falta, mientras que casi la mitad de las que reciben los hombres son resultado del juego antirreglamentario. Por lo tanto, parece claro que los procesos que causan una lesión difieren considerablemente en el fútbol masculino y en el femenino.
En el femenino, las contusiones como consecuencia de entradas se observan tanto en la jugadora que disputa el balón (45 %) como en la que posee el control de la pelota (55 %). En el masculino, en cambio, el jugador que obstaculiza el avance del rival se lesiona con menor frecuencia. Además, las jugadoras presentan una incidencia mucho mayor de lesiones producidas en entradas en plancha y mucho menor en entradas por detrás que sus homólogos masculinos.
Durante un partido, el riesgo de lesiones es más alto en los últimos minutos de cada mitad. El menor índice se registra en el primer cuarto de hora de cada una de las dos partes; después de este tiempo, su frecuencia aumenta. Durante aquellos partidos que presentan un juego de gran intensidad y con mucha entrega, la tasa de lesiones puede ser de 6 a 8 veces superior que en los entrenamientos. Si bien, como se ha mencionado, las piernas son las partes del cuerpo más afectadas tanto en los entrenamientos como en los partidos, el grado de aparición de algunos tipos de contusiones es diferente en estas dos situaciones; por ejemplo, durante los partidos se producen mucha más contusiones en la cabeza y en el cuello.
Pese a todo, las lesiones no se deben aceptar impasiblemente como gajes del oficio. Los programas de prevención pueden reducir el riesgo, aunque hay que seguirlos con mucha regularidad (por ejemplo, tres veces o más por semana). En este aspecto, la importancia no estriba en lo que se haga, sino en hacerlo regularmente.
Para obtener más información sobre las lesiones y su prevención, visita la sección "La salud del jugador" en FIFA.com: http://www.fifa.com/aboutfifa/developing/medical/playerhealth.html
Fuente: FIFA.com
Otra de las principales diferencias es el tipo de contusiones que sufren ambos colectivos. Las mujeres parecen más vulnerables que los hombres a los esguinces de tobillo, a los problemas de ligamentos de rodilla y a las conmociones cerebrales. Una de las más preocupantes por su recurrencia es la lesión del ligamento cruzado anterior de la rodilla, pues se diagnostica hasta diez veces más en las jugadoras que en los jugadores.
En las dos Copas Mundiales Femenina de la FIFA anteriores, en los Torneos Olímpicos de Fútbol femenino de 2000 y 2004 y en los campeonatos juveniles de 2002, 2004 y 2006, se registraron 387 lesiones en 174 partidos. Esta cifra arroja un promedio de 2.2 lesiones por partido, mientras que en el fútbol masculino la media es de 2.7 aproximadamente. Las dos ediciones previas de la Copa Mundial Femenina de la FIFA ofrecen el menor índice de lesiones (1.5 por partido), mientras que los campeonatos juveniles presentan el más alto (2.7 por partido), lo que indica que los futbolistas jóvenes se lesionan más a menudo que los veteranos, tanto en las competiciones femeninas como en las masculinas.
Las partes del cuerpo en las que habitualmente se sufren las lesiones coinciden prácticamente en los hombres y en las mujeres. Como es lógico, unos dos tercios de todas ellas se producen en las piernas, especialmente en el tobillo, la rodilla y el muslo. La siguiente en importancia es la cabeza, seguida del tronco y los brazos. Las lesiones más frecuentes son las conmociones cerebrales; las distensiones, esguinces y roturas de ligamentos; y los desgarros o roturas de la fibra muscular. El esguince de tobillo es la más diagnosticada.
Por supuesto, los lances que más peligro entrañan en un partido de fútbol suelen ser las entradas. En ellas se producen una cantidad importantísima de contusiones. Casi el 30% de las lesiones que sufren las jugadoras en duelos por el balón son consecuencia de una falta, mientras que casi la mitad de las que reciben los hombres son resultado del juego antirreglamentario. Por lo tanto, parece claro que los procesos que causan una lesión difieren considerablemente en el fútbol masculino y en el femenino.
En el femenino, las contusiones como consecuencia de entradas se observan tanto en la jugadora que disputa el balón (45 %) como en la que posee el control de la pelota (55 %). En el masculino, en cambio, el jugador que obstaculiza el avance del rival se lesiona con menor frecuencia. Además, las jugadoras presentan una incidencia mucho mayor de lesiones producidas en entradas en plancha y mucho menor en entradas por detrás que sus homólogos masculinos.
Durante un partido, el riesgo de lesiones es más alto en los últimos minutos de cada mitad. El menor índice se registra en el primer cuarto de hora de cada una de las dos partes; después de este tiempo, su frecuencia aumenta. Durante aquellos partidos que presentan un juego de gran intensidad y con mucha entrega, la tasa de lesiones puede ser de 6 a 8 veces superior que en los entrenamientos. Si bien, como se ha mencionado, las piernas son las partes del cuerpo más afectadas tanto en los entrenamientos como en los partidos, el grado de aparición de algunos tipos de contusiones es diferente en estas dos situaciones; por ejemplo, durante los partidos se producen mucha más contusiones en la cabeza y en el cuello.
Pese a todo, las lesiones no se deben aceptar impasiblemente como gajes del oficio. Los programas de prevención pueden reducir el riesgo, aunque hay que seguirlos con mucha regularidad (por ejemplo, tres veces o más por semana). En este aspecto, la importancia no estriba en lo que se haga, sino en hacerlo regularmente.
Para obtener más información sobre las lesiones y su prevención, visita la sección "La salud del jugador" en FIFA.com: http://www.fifa.com/aboutfifa/developing/medical/playerhealth.html
Fuente: FIFA.com
